martes, 3 de abril de 2012

Los últimos capítulos de El Portero por Reinaldo Arenas

“-Espero que no me la haya violado. – se lamentó la señora Hill.
-¿A quién? – interrogó el encargado algo confuso.
- A la gata. Este tipo de gente es capaz de cualquier cosa.” – p. 189-190

Como hemos visto en las otras obras que hemos leído este semestre, a menudo los inmigrantes encaran los estereotipos que los americanos tienen de ellos. Escribí de Yolanda en De cómo las muchachas García perdieron sus acentos y cómo Rudy piensa que es una latina rebelde y “hot” porque es dominicana. Aquí se puede ver que los inquilinos del edificio también albergan estereotipos sobre Juan, el portero. Cuando descubren que Juan se había estado reuniendo con los animales de los inquilinos, piensan (con buena razón) que él los había robado. Pero las sospechas no terminan con sólo el robo; la señora Brenda Hill cree que Juan ha violado su gata, porque “este tipo de gente es capaz de cualquier cosa.” No piensa en lo ridiculísima es su acusación. Realmente piensa que Juan podía hacer tal cosa como violar una gata. Además, el súper no la cuestiona. Los dos pertenecen a la cultura dominante, la americana, y por eso toman una actitud superior hacia el portero. Es decir, el portero es ‘otro’ y como consecuencia tiene valores y tradiciones diferentes, diferentes al punto de ser asquerosos. En este instante Juan no tiene una voz (¿quién va a creer que los animales empezaron a hablar con él, y no al revés?), y por eso sufre los efectos dañosos que tienen los estereotipos.

“Tenemos ante nosotros sus historias clínicas y sus números. Y decimos 'número' y no 'nombre,' pues, una vez ingresado, el enfermo es codificado por el número que se estampa en su uniforme. Así, nuestro portero dejó de llamarse Juan para responder al número 23.666.017.” p. 220

Cuando se le lleva a Juan al hospital psiquiátrico, se le da un número y Juan deja de ser “Juan” sino se hace 23.666.017. También hemos hablado de la importancia del nombre para una persona; es tal vez una de las cosas más básicas que nos define, que nos hace diferentes de cualquier otra persona. Cuando Juan pierde su nombre, pierde su identidad y se hace sólo uno de muchísimos. Puede simbolizar cómo los ven los americanos a los inmigrantes; todos son iguales porque todos son inmigrantes latinos. Este punto relaciona con la discusión de los estereotipos. Creo que, en alguna manera, es más fácil para los humanos pensar en otras personas como un grupo homogéneo. Nos gusta categorizar a otros. Juan ahora deja de ser “único,” y empieza a ser como todos los demás – un loco sufriendo de alguna enfermedad mental.

lunes, 26 de marzo de 2012

El Portero, p. 13-92

“Desde que llegó – y muy desmejorado que llegó – le dimos ayuda material (más de doscientos dólares) y le ‘viabilizamos’ (otra palabra de allá) rápidamente el Social Security …para que pudiera pagar los impuestos, y casi de inmediato le conseguimos un empleo.” (p.15-16)

Es bien interesante que este libro se narra en la segunda persona (“nosotros”). Como se ve en la primera cita, la “persona” que narra el cuento es la comunidad latina que ya reside en Nueva York (por lo menos eso es como yo lo interpreté). A lo largo del libro, esta voz nos dice la historia de Juan y sus aventuras como el portero en un edificio de apartamentos. Cuando Juan acaba de llegar a los Estados Unidos, su comunidad le ayuda a acostumbrarse a su nueva vida, incluso por el hecho de encontrarle un trabajo (o sea, muchos trabajos, hasta que le encuentran lo que puede hacer bien, que es ser el portero). Obviamente, Juan tenía mucho apoyo cuando llegó, y creo que eso demuestra la intimidad de la comunidad de inmigrantes que vive en este lugar. Se ayudan mucho y tienen en común una parte de sus historias – la experiencia de mudarse a los Estados Unidos e “ir olvidando” de su lengua nativa y su cultura (p. 14). Hay algo que se une a todos, y eso es muy importante para la salud emocional de inmigrantes recién llegados (aunque la vida sigue siendo difícil). Sin embargo, a pesar del apoyo inicial, Juan tiene que ganarse la vida trabajando como un portero. La manera en que se narra la historia – en la segunda persona – hace que Juan parezca separado de todo, como hay todos nosotros “en un lado”, observándolo, y sólo Juan en el otro. Por eso se puede adivinar que Juan, por alguna razón, es una personal especial (y eso lo dice los narradores en la página 15 – “es la historia de alguien que, a diferencia de nosotros, no pudo (o no quiso) adaptarse a este mundo práctico…”).

“De pronto, nuestro portero descubrió, o creyó descubrir, que su labor no se podía limitar a abrir la puerta del edificio, sino que él, el portero, era ‘el señalado,’ ‘el elegido,’ ‘el indicado’ … para mostrarles a todas aquellas personas una puerta más amplia y hasta entonces invisible o inaccesible; puerta que era la de sus propias vidas y, por lo tanto … ‘la de la verdadera felicidad.’” – p. 17-18

Esta cita nos indica por qué Juan es diferente de todos los demás. Es una idea importante porque es la motivación de las acciones de Juan; hay mención en casi cada capítulo que Juan quiere hablarles a los inquilinos sobre esta “puerta” que busca. Me encanta esta metáfora porque creo que es algo a que todos pueden relacionarse en un nivel u otro. Seguimos la rutina de todos los días, haciendo ciertas cosas cada día, sin realmente pensar en lo que hacemos … ¿pero estamos felices? ¿Qué es la “puerta” de nuestra felicidad, la vía en que podemos vivir una vida satisfactoria? Aunque Juan mucho del tiempo hace sólo una cosa – abrir la puerta y charlar con las personas que viven en el edificio – tiene un sueño, una meta más grande, que es estar verdaderamente feliz, cualquier signifique eso. Tiene algo por qué vivir, aún si no entiende bien lo que es. Las historias de su vida y su relación con los demás son intrigantes, y me interesa ver como desarrolla el cuento.

lunes, 19 de marzo de 2012

Las muchachas García, p.156-232

“Papi bajó la vista. Sandi ya había notado antes que su padre era otra persona frente a las americanas. Encorvaba la espalda y se volvía de una cortesía estirada, como la de los sirvientes.” –p.189

“El corazón de Sandi flotaba de la felicidad. Este baile salvaje y hermoso venía de gente como ella, hispanos, que danzaban al son de la dicha extraña e inquietante …” –p.193

En este capítulo, “Espectáculo,” aprendemos sobre los primeros días de la familia García en los Estados Unidos. Unos amigos suyos, los Fanning, les regalan una cena en un buen restaurante. Antes de ir al restaurante, Laura les dice a las niñas todo lo que deben (y no deben) hacer durante la cena, cómo deben pedir agua o leche y no deben pedir nada muy caro. Creo que esto es bien interesante; la madre quiere hacer una buena impresión sobre los americanos, quizás para mostrarles que no son tan “extranjeros” a la cultura americana. O sea, no quiere que aparezcan muy maleducados – quiere preservar su buena reputación. La primera cita refiere al mismo comportamiento, pero por el padre. Cuando leí esta frase, me pareció raro que el padre haría algo así, “encorvando la espalda” y portándose como un sirviente. Usualmente el padre es la voz de autoridad, lo que inculca respeto en los demás. Pero aquí, en la presencia de los americanos, vemos que su rol ha cambiado. Se comporte como una persona inferior, quien necesita darles respeto a los americanos. En algunas maneras esto refleja la ideología colonialista y la idea de la otredad. El padre sabe, claro, que es diferente de los americanos y supone que vive en un nivel social bajo ellos. Por eso cuando los americanos están él se porta como un sirviente.

La segunda cita ilustra aún más esta ideología que viene de la mente de Sandi. Creo que el uso de la palabra “salvaje” para describir el baile de las bailarinas es muy fuerte, pero demuestra bien la ideología colonialista. Los nativos – en todas las colonias a través del mundo – se veían no sólo como “exóticos” y “bellos” pero también como “salvajes,” quien necesitaban la ayuda de los conquistadores para modernizarse y “civilizarse.” Como leímos en el fragmento del poscolonialismo, esta ideología penetraba la conciencia social, así que aún los colonizados pensaban que eran inferiores, y que la cultura de los colonizadores era la mejor. Aquí, Sandi se describe como salvaje, por ser hispana. Se coloca en un grupo diferente a causa de su herencia, y por eso ella representa la otredad.

lunes, 12 de marzo de 2012

De cómo las muchachas García perdieron el acento p. 69-107

‘Sabes?’ dijo. ‘Pensé que tendrías la sangre caliente, por ser hispana y demás, y que bajo toda es mierda católica serías libre de verdad, en lugar de ser una acomplejada, como las niñas de bailecitos de la secundaria.’ – Rudy

“Vi lo fría y solitaria que iba a ser la vida que me aguardaba en este país. Jamás iba a encontrar a nadie que entendiera mi peculiar mezcla de catolicismo y agnosticismo, de la forma de vida hispana y la americana.” – pg. 102

Cuando Yolanda se niega a hacer el amor con Rudy, él replica que pensó que Yo sería diferente, o sea, más abierta a los encuentros sexuales – a causa de su etnicidad, “por ser hispana.” Creo que este intercambio entre los novios ilustra bien un tema con que muchos latinos tienen problemas – el de los estereotipos. En general, a los humanos les gusta caracterizar y categorizar a otras personas, y una manera fácil de hacer eso es estereotiparles. Por estereotipar, marcamos ciertos grupos de personas con características que (pensamos que) las describen. Estereotipos comunes de los latinos son que tienen familias grandes, que son católicos, que son perezosos (piensa, por ejemplo, en la imagen de un mexicano durmiendo bajo de un cactus), y que las mujeres latinas son rebeldes (que tienen “sangre caliente”). Este último estereotipo es lo que daña a Yolanda. Rudy supone que, debido a que ella es hispana, Yolanda finge ser una buena niña católica, y que en realidad es animada y dispuesta a correr los riesgos. Sabemos que, en este caso, él no tiene razón – de hecho, mucho del tiempo los estereotipos son falsos. Puede hacer mucho daño estereotipar a alguien, porque no da una imagen objetiva y justa de la persona.

Además, no se puede categorizar y estereotipar a Yolanda porque ella ahora no es cien por ciento dominicana; a causa de vivir en los Estados Unidos por varios años, se ha cambiado y hecho más americana. No cabe en un grupo bien definido, como hemos discutido mucho en la clase. Podemos ver el efecto psicológico que “vivir en el guión” produce en Yolanda. No cree que pueda encontrar a nadie que entienda como se siente, estando en el medio de dos culturas y dos países, y eso hace que se sienta sola. Es probable que muchos inmigrantes experimenten lo mismo.

lunes, 20 de febrero de 2012

Cuando era puertorriqueña, p. 202 - final

A llegar a Nueva York: “Mírala – se río Tata desde el asiento delantero – se le están saliendo los ojos de la cabeza.
-Eso es porque las calles no están hechas de plata, como se imaginaba –dijo Mami.
… Mami no dijo la verdad. …Esperaba que fueran [las calles] alegres, iluminadas, limpias. En vez de eso, se veían oscuras y temibles, vacías, duras.” p.236

“ – Así es cómo se hace en este país. Él que quiera trabajar, puede adelantarse.” p.269

Te conozco bacalao, aunque vengas disfrazao. – el refrán en la página 281

En la parte final de la autobiografía, Negi se muda a la ciudad de Nueva York con su madre y sus hermanos. Como ilustra la primera cita, tenía ciertas expectativas sobre lo que iba a encontrar en los Estados Unidos, pero la realidad fue bastante diferente que su fantasía. Las calles, en particular en su barrio en Brooklyn, no son limpias y alegres; debido a que viven en un área pobre, las calles son sucias y temibles. Aprende de los varios grupos étnicos como los judíos, los italianos, y los dos grupos de puertorriqueños – los recién llegados y los de la segunda generación, que han estado viviendo en Nueva York por algunos años. Negi confiesa que no se siente como se cabe en ningún grupo – como vive en el guión, entre todos pero no cómoda en uno en particular (ve, por ejemplo, el primer párrafo en la página 250). A la misma vez, parece que su madre también tiene esperanzas de lo que puede lograr en este país – que si una persona trabaja bastante duro, puede mejorar la vida y adelantarse. En la página 244 dice “si tengo que arrastrarme por el piso todo el día para ganar el pan de cada día, lo hago.” Pero, en realidad, aunque trabaja mucho la madre, la familia no logra tener una vida muy cómoda. En el invierno no hay calefacción en su apartamento, y sus familiares (Tata y Chico) son alcohólicos, entre muchas otras cosas. Creo que este representa la decepción que es el mudarse a los E.E.U.U. y “empezar de nuevo.” Para muchos latinoamericanos, “el Norte” simboliza una vida mejor, con oportunidades para todos de adelantarse y vivir “la buena vida,” aún si tienes que trabajar para lograrlo. Esto es lo que cree la madre de Negi – el sueño americano, en otras palabras. Pero no es el caso con Negi y su familia (y de verdad con muchos otros inmigrantes); no importa lo duro que trabajan – su situación no es radicalmente diferente que cómo era en Puerto Rico. Por eso incluyo el refrán que empieza el último capítulo, “Nos va a salir la casa.” Sus condiciones de vida, aunque a primera vista parecen diferentes porque viven en un país diferente, en realidad son similares a las que huyeron en Puerto Rico. Todavía son pobres y se enfrentan muchos retos en la vida diaria. Entonces la promesa del ‘sueño americano’ es engañadora, y la familia tiene que adaptarse a su nuevo hogar y ajustar sus expectativas de su vida en los Estados Unidos.

lunes, 13 de febrero de 2012

Cuando era puertorriqueña, p. 39-142

Durante la discusión de los americanos y el hotel que Rockefeller va a construir, en la página 61: “Esos americanos se las traen …” … “¿Qué tú crees? ¿Que esa gente nos va a dejar quedar cuando empiecen con su hotel?”

En la página 80, hablando con su papá sobre como los americanos tienen acento cuando hablan español: “Eso es parte de ser un imperialista. Ellos quieren que se hagan las cosas a su manera, aún en nuestro propio país.”

En esta sección fascinante de la autobiografía, Negi nos habla más sobre su vida cuando era niña, y cuenta cómo los americanos vinieron a su pueblo Macún y la influencia que tenían sobre los puertorriqueños. En la primera cita, Negi habla con Doña Lola, quien le dice que la familia ‘Rockefela’ tiene una finca en el campo y que quiere construir un hotel – pero insinúa que los americanos van a hacer que se muden los residentes del área (quizás por eso se usa la palabra “invaden” en cuanto a los americanos para el título del próximo capítulo). La segunda cita es una de muchas que habla sobre la idea del imperialismo, en particular llamando a los americanos imperialistas. Pienso que estas frases demuestran cómo a Negi se le está desarrollando su “otro” en el proceso de crecer. Por mejor (los americanos les dan de comer a los niños cada mañana en la escuela, aunque sea comida extranjera) o por peor (están afectando su cultura, cuya consecuencia es desconocida, y puede ser que les van a quitar la tierra), los americanos ahora forman parte de su vida diaria. En otras palabras, Santiago no puede hablar de su pasado sin mencionar los americanos y su presencia en Puerto Rico – parte de su niñez (y parte de su ser) se define sólo con hablar de los americanos ‘imperialistas.’ Creo que el concepto del ‘otro’ de Stuart Hall se puede aplicar aquí; por ejemplo, en su cita dice “Another critical thing about identity is that it is partly the relationship between you and the Other. Only when there is an Other can you know who you are.” Aún antes de venir a los Estados Unidos Negi empieza a desarrollar una relación con este país, su ‘otro.’ Esta relación, como vimos en la introducción, continúa hoy en día.

martes, 7 de febrero de 2012

...y no se lo tragó la tierra, pg. 60-final

"La noche buena"
"Yo creo que siempre lo mejor es tener esperanzas." (p. 84) (el padre de los niños)

"Cuando lleguemos"
"Si nos va bien este año a ver si nos compramos un carrito para ya no andar así como vacas ... Esta es la última vez que vengo así como una pinche bestia parado todo el camino." (p.99,101)

Para mí, estas dos citas representan dos perspectivas extremas de los trabajadores migrantes. La primera cita viene al final del capítulo "La noche buena," en que la mamá trata de comprar juguetes para sus hijos para celebrar la Navidad, pero no lo logra porque se la acusa de robar. Ella dice que deben decirles a los niños que los reyes magos van a traerles algo después de la Navidad, y su esposo asiente, y dice que "lo mejor es tener esperanzas." Es una frase muy fuerte cuando consideras su situación; trabajan muy duro para apenas sobrevivir, pero al final todavía dice que tiene esperanzas. Ejemplifica su motivación y su deseo de tener una vida mejor, como dice Rivera en la cita en el dorso del libro: "yo quería documentar la fuerza espiritual ... siguieron moviéndose, nunca quedándose en un solo lugar para sufrir y ser oprimidos, sino buscando siempre el trabajo...y buscando justicia." A pesar de todos sus sufrimientos, continúan a tratar de mejorar la situación, y creo que ese es muy poderoso.

Sin embargo, al otro extremo, los migrantes parecen (presumiblemente en los ojos de los americanos) animales. Cuando viajan de un estado al otro, tienen que tomar trocas, y (adivino que) muchos tienen que caber en un espacio pequeño, por eso la comparación con vacas. El trabajador que habla en este capítulo se siente como un animal, una bestia - que no merece ningún respeto a causa de su ocupación y su identidad latina. Creo que su actitud es el opuesto de la de los padres en la primera cita. Para él, su identidad define como si fuera 'subhumano.' Es una lástima, pero creo que esa imagen (que son animales) es debido a las condiciones en que trabajan y viven. Muchas veces, no reciben lo básico que necesitan para sobrevivir, como baños suficientes y cuidado médico - no los tratamos como son humanos, con necesidades humanas, sino como son animales, un ser vivo que puede trabajar y hacernos la cosecha (nada más). Sus identidades se forman según sus experiencias, pero desafortunadamente, porque sus experiencias son malas, se disminuye su humanidad y por eso se sienten como simples bestias.